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"LA MEDICINA PUEDE SER MAS GRAVE QUE LA ENFERMEDAD"

Antes que la poderosa epidemia producida por un virus temible (COVID-19), un tercio de la población de América Latina y el Caribe sufría “inseguridad alimentaria” (incertidumbre en su capacidad de obtener alimentos) y ahora esta cifra aumentará notablemente, dice un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).

“Las medidas sanitarias implementadas para evitar la propagación del virus tienen consecuencias directas sobre el funcionamiento de los sistemas alimentarios”, se lee en la nota redactada para la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Pero si son necesarias no hay problema, el trastorno se ve cuando las medidas de paralizar la economía y el tratamiento de la epidemia no es efectivo, lo que está generando que la medicina sea más dañina que la enfermedad y es que los Gobiernos de corte autocrática han visto la oportunidad de desarrollar su popularidad y no han tomado en cuenta los factores sociales, económicos que representan las malas decisiones.

El Salvador por ejemplo la fuerza policial y militar se ha encargado de interrumpir los derechos normales de los ciudadanos y se les olvido el combate a la delincuencia lo que ha generado que en cuatro días los índices de homicidio se disparen a 19 personas asesinadas cada día, y los médicos y enfermeras que deben estar monitoreando epidemiológicamente la enfermedad no tengan los recursos necesarios ni hay un proyecto científico para parar el problema.

Y en vez de buscar la armonización se he generado un conflicto de lucha de poderes y desafío al Estado de Derecho, que puede traer consecuencias inimaginables para El Salvador, pues mientras se están violentando los derechos humanos y se tiene la lucha de poderes con el fin de lograr mayor control en las próximas elecciones, el desempleo, el hambre, la violencia, la marginación, la discriminación, el hacinamiento carcelario aumenten a cifras alarmantes.

La FAO insiste en que las acciones que tienen impacto directo en la alimentación y en la agricultura necesitan la atención especial de todos los países, y por ello los gobiernos deben declararlas actividades estratégicas de interés público nacional.

“Es esencial mantener vivo el sistema alimentario para que la crisis sanitaria no se transforme en una crisis alimentaria”.

La FAO advierte sobre un posible cambio en los precios domésticos de los alimentos, también de riesgos en la demanda (reducción en la capacidad adquisitiva), en la oferta, por ejemplo, con limitaciones al acceso de insumos o capital, reducción de la mano de obra o disrupción de la cadena de distribución.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) ya avisó de que, a raíz de esta enfermedad letal y la subsiguiente parálisis del comercio y el shock de los mercados financieros, la crisis alimentaria podría dispararse a nivel mundial.

FOTOGRAFIA DE MQLTV



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